Campeonato Nacional

La Universidad de Chile continúa rondando la zona de descenso tras caer en Sausalito

No se dio por vencida la U, que intentó la igualada hasta el último suspiro.
domingo 15 de mayo de 2022

Duelo disputadísimo el que se celebró en Viña del Mar en la decimotercera jornada del campeonato liguero. El Everton partía como favorito para hacerse con la victoria frente a un Universidad de Chile que no termina de escapar de la racha de irregularidad que viene atravesando. Aunque no hubo sorpresas en torno al pronóstico (2-1 para los locales), lo cierto es que cualquiera de los dos equipos pudo llevarse el triunfo. Se trata de un resultado que coloca a los ruleteros en la octava posición y que hunde a los estudiantiles hasta la frontera de los puestos de descenso, a sólo cuatro puntos del colista.

Fueron los de Francisco Meneghini los encargados de llevar el control del partido durante los primeros compases, proponiendo la circulación de la pelota en campo rival y sometiendo en gran medida a la zaga visitante. El buen estado de forma de Lucas di Yorio y la energía inagotable de Juan Cuevas estaban resultando muy incisivas frente a la defensa algo inestable de la U. Fueron estas las dos piezas más determinantes del inicio, algo que ya se intuía, viendo que los mejores bonos de apuestas habían sido empleados para pronosticar este protagonismo ofensivo.

Con la posesión de cara y marcando un rumbo de ocasiones peligrosas que empezaba a ser cada vez más fuerte, los de Sausalito lograron abrir el marcador en el minuto catorce, gracias a un tiro libre de Cuevas ante el que poco pudo hacer el guardameta Hernán Galíndez. El disparo llegó tras una falta al borde del área señalada a José María Carrasco por juego peligroso. Amarilla, gol y polémica. El cuadro azul pidió al árbitro que se repitiera el lanzamiento, entendiendo que el volante ruletero había adelantado la pelota después de la colocación de la barrera.

Fue a partir de ese momento cuando el Universidad de Chile comenzó a tener algo más de protagonismo en el encuentro, y es que la presión de llevar el marcador en contra sirvió de estímulo para tratar de buscar alguna que otra ofensiva. A pesar de ello, tuvo poco trabajo el meta Fernando De Paul, asistido por una férrea línea defensiva que casi no permitió al rival penetrar en las inmediaciones del área.

Con el ritmo del partido ya en manos del Everton, se echó de menos algo más de precisión y pegada en el vendaval de oportunidades que el equipo estaba construyendo a base de toque y profundidad. Hubo que esperar hasta el minuto treinta y tres para que la afición estuviera a punto de celebrar el segundo gol. Aunque este llegó, de nuevo a través de Cuevas, el árbitro terminó anulándolo por fuera de juego. A los dos minutos se repetía la escena, pero esta vez en el bando contrario. Una buena triangulación de la U dejaba el que pudo haber sido su primer tanto por medio de un remate en boca de meta de Cristian Palacios; de nuevo una posición antirreglamentaria frustraba la escalada del conjunto visitante, que no se estaba prodigando mucho en crear ocasiones claras.

Los de Sebastián Miranda agotaron la primera parte sin dar muestras de mejoría, por lo que la presión de generar un juego más incisivo cobró forma después descanso. Parece ser que la charla motivacional de los vestuarios sirvió de estímulo para que los futbolistas buscaran el empate desde que sonase el pitido de reanudación. La pequeña racha de insistencia sobre el área del Everton dio su fruto en el minuto cuarenta y ocho, y es que una falta de Felipe Campos sobre Palacios provocaba un penalti que se encargó de materializar el delantero uruguayo. Su lanzamiento ajustado y a media altura batió a De Paul que, aunque tocó la pelota con la mano, no pudo evitar el 1-1.

A partir de ahí, el partido cayó en su fase más soporífera. Aunque la Universidad de Chile vivió sus mejores momentos, lo cierto es que ambos equipos priorizaron conservar el marcador antes que lanzarse decididamente al ataque. La posesión seguía siendo evertoniana, pero las situaciones más amenazantes -que fueron escasas- las construyó el conjunto azul con algún que otro contragolpe de peligro.

Ya en la recta final del partido y tras los cambios efectuados por ambos técnicos, los ruleteros decidieron dormir la pelota en campo contrario. La primera ocasión de ampliar la distancia en el marcador fue obra de Bastián Tapia, que casi marca en propia puerta tras un mal despeje que terminó tocando el palo. Con circulaciones frecuentes en la zona de tres cuartos, los de Meneghini consiguieron articular la jugada del 2-1 en el minuto ochenta y cuatro. Un centro medido de Álvaro Madrid al corazón del área fue todo lo que necesitó Lucas Di Yorio para poner por delante a su equipo con un cabezazo impecable.

No se dio por vencida la U, que intentó la igualada hasta el último suspiro. A las puertas del tiempo añadido tuvo el empate Junior Fernández, aunque no acertó a cabecear bien del todo, por lo que la pelota se marchó fuera por muy poco. Está claro que el equipo precisa de una reacción inmediata si no quiere seguir transitando en la zona baja de la tabla.