Un rescate que puso a Chile en los ojos del mundo

Hace unos días conocimos la noticia que señalaba que increíblemente y luego de tres años de investigación judicial, la Fiscalía de la Región de Atacama cerró sin acusados la investigación por el derrumbe de la mina San José, ocurrida en agosto del 2010. 

De inmediato se venían cientos de recuerdos para los profesionales de la prensa que tuvimos la oportunidad de ser parte de este momento histórico para nuestro país. Cientos de periodistas venidos de todo el mundo llegaron hasta el improvisado Campamento Esperanza, construido por los familiares de los 33 mineros que permanecieron atrampados durante 70 días a más de 720 metros de profundidad.
Días antes del rescate, el campamento funcionaba como una verdadera ciudad. El municipio de Copiapó había dispuesto de todo lo necesario para que los familiares pudieran contar con todos los servicios básicos, pero también tuvieron que preocuparse de los numerosos equipos de televisión, radio y televisión venidos desde los más distantes lugares del mundo.
El agua, la alimentación, la energía y las comunicaciones eran claves. Miles de fotografías, cientos de despachos televisivos y radiales y miles de páginas se escribieron del rescate de los 33 de Atacama. En los cerros, se improvisaron verdaderos sets de televisión en donde los familiares de los mineros eran los entrevistados más codiciados.
Las horas previas al rescate de aquel 13 de octubre de 2010 estuvieron llenas de adrenalina. A medida que se acercaba el momento dispuesto por el Gobierno para el rescate, cada uno de nosotros buscaba la mejor ubicación para ser testigos de un momento que difícilmente olvidaremos. Sabíamos que estábamos siendo testigos privilegiados, pero también teníamos la responsabilidad de transmitir al mundo la buena noticia de un rescate exitoso.