Violencia sin límites en los estadios

No se habla otra cosa en Chile que de los incidentes en los recintos deportivos, a días del término de la Copa América. Algunos expertos en la materia entregan su parecer, en un tema que hasta hoy no ha tenido solución y no tiene un punto de encuentro
Violencia sin límites en los estadios
Violencia sin límites en los estadios
jueves 23 de julio de 2015
Con ocasión de la Copa América celebrada en Chile,   el diputado Matías Walker invitó a los periodistas de la región a una charla para intercambiar ideas respecto de la nueva ley sobre la violencia en los estadios, que fue aprobada precisamente en la previa al torneo de selecciones. “Esta legislación es mucho más moderna y pretende que las familias y los verdaderos hinchas del futbol puedan disfrutar de manera segura los espectáculos deportivos”, comentó en la oportunidad. Esta vez bajo Ley de Derechos y Deberes en Espectáculos de Fútbol Profesional. Ciertamente, en la competencia de selecciones no fue necesario aplicarla. Es que el público que tomó parte en el certamen que terminó ganando la Roja, se lució en su comportamiento… Si hasta respetó los himnos patrios, lo que en Sudamérica prácticamente no ocurría.
 No obstante, tras el pitazo final del torneo y en menos de una semana, una vez comenzada la competencia de Copa Chile, se desató el caos. Los barristas, aparentemente reprimidos durante el mes de Copa América, se liberaron, se tomaron los recintos deportivos provocando serios hechos de violencia, demostrando que la ley, sea cual fuera su nombre, no existe para ellos y prácticamente es impracticable en el país.
En esa primera parte de la competencia, apenas catorce días después del momento más relevante para el balompié nacional, dos partidos se suspendieron por desmanes, estadio Sausalito de Viña del Mar en el clásico Everton y Wanderers y por los bochornosos momentos vividos en el Fiscal de Talca entre seguidores de la U y Rangers, con detenidos y serios daños en las instalaciones del recinto.
Por si fuera poco y gatillado por estos incidentes, el gobierno prohibió que se disputaran los choques clásicos entre Rangers-Curicó y Coquimbo-La Serena, que debían disputarse el pasado fin de semana.
Recién ahí despertaron todos. Primero fue el fútbol a través del presidente de la ANFP, Sergio Jadue, quien entregó una declaración de siete puntos, endosando responsabilidades a otros y exigiendo que carabineros tenga un rol más activo en el control de los barristas, mientras estos replicaron que ellos lo único que desean es salir de los estadios por tratarse de espectáculos privados.
En el gobierno no se quedaron atrás y exigen que el fútbol que siempre le ha quitado su responsabilidad al tema- asuma el rol que le corresponde en la organización de los espectáculos de fútbol.
Mientras pasan los días, asoman cientos de soluciones, aunque el punto de equilibrio no se vislumbra entre los protagonistas. Por mientras, los violentistas se toman un respiro dejando que las aguas se tranquilicen, esperando el momento para que este debate vuelva a tener el protagonismo que ellos pretenden.
Quizás una buena señal se dio a comienzos de semana por la Fiscalía Centro Norte  de Santiago, que sancionó severamente a un hincha.
Alejandro Torres fue condenado a 540 días de presidio por infringir la Ley de Violencia en los Estadios, 60 días por delito culposo de lesiones graves y la prohibición de ingresar a  recintos deportivos por dos años, por  lanzar una bomba de ruido durante el partido entre la U de Chile y Magallanes, provocando la amputación parcial de un pie de un hincha, hecho que ocurrió el 24 de mayo del 2014.
Por lo mismo,  el fiscal jefe Marcelo Cabrera, se mostró satisfecho por la resolución en primera instancia y destacó,  que el objetivo es erradicar este tipo de conductas para que las familias puedan concurrir alos estadios a presenciar partidos de fútbol en condiciones de normalidad, sin tener que enfrentar este tipo de hechos que consideró absolutamente graves. 
 
FENÓMENO SOCIAL. Para el sociólogo y profesor de la Universidad Católica del Norte, Manuel Escobar, los disturbios en los estadios pasan por un tema que tiene que ver, principalmente, con la violencia en general, de la violencia social y donde existen dos grandes corrientes para poder interpretar cómo se genera la violencia.
“Una tiene que ver con la violencia como respuestas a condiciones socio  estructurales y que son básicamente de la estructura política y económica. Entonces, la violencia en la sociedad se genera cuando se pone en tensión la estructura política y económica o, de manera más simple, cuando en la sociedad existen problemas políticos y económicos”.
- ¿Cómo así? 
“En lo económico me refiero a los temas de desigualdad, de ingreso y la falta de acceso a oportunidades económicas. Mientras que en la política, básicamente tiene que ver con los sistema de denominación. Y en este caso es cómo la violencia se genera a través de un sistema de dictadura, por ejemplo, o cómo se genera violencia a partir de algunos problemas institucionales que tenemos hoy en día, como el sistema democrático y particularmente las instituciones que han estado en un periodo de crisis. Eso también podría ser una explicación de ciertos focos de violencia. Y estaría más asociada a la violencia que se genera en las protestas, en las manifestaciones sociales. Ese sería una base de la violencia. Y la otra fuente de la violencia tiene que ver más bien con condiciones sociales socioculturales, que tienen que ver, por ejemplo, con la poca solidaridad y cohesión social, como en algunos países, en donde la falta de solidaridad y la cohesión social, produce violencia. Es una teoría, claro”.
Sin embargo, Manuel  Escobar también apunta a que la violencia se produce, especialmente, por el sistema en el que hoy estamos conviviendo. 
“Mi explicación al fenómeno de las barras bravas es que en la actual condición del país se combinan justamente lo que estamos hablando. Se combina una situación de crisis generalizada desde el punto de las instituciones que hemos visto durante el último tiempo, se combina en un modelo económico que es marginante y, por último, se combina con otras condiciones, más bien sociales que tienen que ver con una sociedad con poca solidaridad y con poco espacio para la construcción de identidad social”.
- ¿Entonces se les puede llamar grupos marginalizados?
“Sí, en sociología denominamos a esos grupos como grupos marginalizados, que por lo general son grupos que están en una situación marginal respecto a las condiciones de las que he señalado”.
- ¿ Pero cuál es la característica de este grupo?
“Mira, los grupos que generan estos tipos de violencia de grupos marginalizados, son principalmente personas que se encuentran en condición de exclusión social, con un bajo nivel de educación y en su mayoría de sectores marginalizados. En el fondo, el tema de la violencia en los estadios es un problema más bien estructural que policial. Acá hay que generar políticas de corte estructural que tienen que ver más bien con la condición o de paz social en general del país. Si bien en el último tiempo estos fenómenos se han agudizados, yo creo que también tiene que ver con el ambiente de crisis institucional que ha vivido el país en el último año. Eso, claramente, contribuye al nivel de violencia”.
 
LA PORTADA ES UN LUJO. Por su parte, el prefecto de Coquimbo, Rolando Casanueva, también entregó su parecer con respecto al tema que hoy tiene cohesionado al todo el mundo del fútbol, y señaló que en la región estamos lejos -por el momento- de llegar al nivel de violencia que se ha vivido en las últimas semanas tanto en Talca como en Valparaíso, principalmente porque en el estadio La Portada es casi imposible que las barras tengan algún contacto. Ambas están de extremo a extremo de la cancha y más que nada los incidentes pasan por un tema verbal, no así en los otros duelos suspendidos, donde las barras estaban separadas sólo por vallas papales. 
“Existe una gran diferencia entre La Portada y los demás recintos deportivos del país, puesto que este estadio tiene muy bien marcados la segregación de las distintas áreas: los codos norte, sur, cordillera y mar. Además, tienes platea alta y baja, lo que permite que cuando lleguen barras podemos concentrar la parte alta y eso significa que queden bien delimitados y así no poder ingresar a la cancha, porque existe una altura de 6 metros entre el muro y los asientos, dejando en claro que nadie se arriesgará a lanzarse desde esa altura. Eso nos facilita que la gente se concentre en un punto. Sin embargo, hay que ver y analizar con Estadio Seguro, con la Gobernación y también con la administración del estadio, que para esos partidos, sí se considera que son conflictivos, cabe la posibilidad de sacar los asientos para que los hinchas no los tengan  como herramienta para lanzarlas”, dijo Casanueva, aclarando, de todas maneras, que esta medida es sólo una parte de la solución.
 “En algunos países donde se concentran las barras, la verdad es que no se ocupan asientos, porque pasa a ser peligroso como sucedió en el compromiso de la Universidad de Chile, donde fue usado como elemento contundente”.
- ¿Es una la solución que carabineros retome un rol más protagónico? 
“En toda alteración en el orden público, nosotros tenemos que actuar, porque así lo establece la constitución. Pero estos tipos de espectáculo son privados y ahí el privado tiene que agotar los medios para que los espectadores que paguen su enterada tengan la seguridad necesaria. Ahora, cuando eso traspasa un límite, lógicamente que  tenemos que actuar para poner el orden y principalmente brindar la seguridad para el espectador. Ese es el objetivo, es la finalidad cuando se creó esta nueva ley, donde los clubes tenían que hacerse cargo de la seguridad del espectáculo que están ofreciendo. Pero es materia de análisis legislativa tanto para el Gobierno y ellos tendrán que ver el rol definitivo que tenemos que cumplir si se llega a modificar esta nueva ley”, recalcó.