Fernando Zambra: Un hombre de radio

Con 66 años, el periodista y locutor radial continúa marcando presencia en los medios regionales. Pese a graves dificultades de salud, ha podido salir adelante y hoy, con radio América, se pone a la vanguardia de la radiofonía, luego de una larga historia de esfuerzos.
Fernando Zambra: Un hombre de radio
Fernando Zambra: Un hombre de radio
domingo 07 de abril de 2013

Si los gatos tienen siete vidas, Fernando Zambra al menos posee la mitad. El insigne locutor radial serenense ha tenido serios inconvenientes de salud varias veces. Hasta lo han desahuciado. Sin embargo, hoy a pie firme, día tras día continúa trabajando en la que ha sido su casa por décadas: radio América, medio del cual además es propietario y fundador y con el que continúa creciendo.

LA VOZ DESDE UNA ESQUINA

En la esquina de calle O’Higgins con Cordovez, cada mañana se oye la gran voz. Una tradición regional encarnada en un hombre y un sueño. Recorriendo los estudios de radio América encontramos a Fernando Zambra, un histórico de la radiofonía.

“Espérelo en su oficina”, nos dice una de sus trabajadoras, quien nos abre la puerta del refugio del locutor.
Diplomas, distinciones y medallas de todo tipo. Hay historia en aquella habitación.

Un pequeño bar en un rincón da luces del que pareciera ser un gozador de la vida en toda su expresión y puede que Fernando Zambra lo sea, pero aquellas botellas de whisky nada que tienen que ver con ello. El hombre no bebe.

“Perdone el retraso, estaba ordenando algunas cosas. No es fácil manejar una radio”, dice Zambra cuando entra con un paso rápido, pero sigiloso a instalarse en su gran trono. Se acomoda, nos ofrece agua mineral y sin que le preguntemos comienza a hablarnos de su vida. Y era que no, comienza por la salud, el tema que en los últimos años más problemas le ha causado.

“Soy un agradecido de la vida, de Dios y de la Virgen María”, afirma don Fernando, con un tono reflexivo. Resulta que desde el 2006 comenzaron los “achaques” y no se han detenido.

Promediaba aquel año y la muerte tocó su puerta, afortunadamente no la dejó pasar. “El corazón silenciosamente me jugó una mala pasada”, dice, mirando al vacío. Y es que por cosas del azar, en esos días salvó su vida, sin siquiera haber pensadaoque corría peligro.

El Colegio de Periodistas había organizado una jornada de exámenes preventivos de salud. “Me llamó el por entonces presidente, Javier Núñez, para que fuera, ahí donde ahora está la Universidad Pedro de Valdivia donde iban a venir a revisarnos. Yo no quería ir, no tenía para qué”, pensó en aquel momento. “Pero terminé yendo. Me gusta chacotear y compartir con los colegas ya que no son muchas las oportunidades de reunirnos y esta era una de ellas”, relata.

Pero en el lugar hubo poco de “chacota”. Zambra, como todos los periodistas que acudieron al evento, se efectuó un chequeo. Dos minutos y las alarmas se encendieron.

Ningún síntoma,. Sin embargo, su organismo estaba al borde de la cornisa. “Yo estaba en una camilla y las doctoras que me examinaban se quedaron mirando por unos instantes. Una salió corriendo para afuera, parece que llorando y la otra me tomó la mano y me dijo: ‘Pero si usted está muy malito’. Yo no entendía nada”, recuerda, todavía algo nervioso por lo que pudo haber pasado.

De pronto todo giró en torno a él. Le dijeron que tenía que ser trasladado urgente a un hospital, ya que su corazón no andaba bien. “No hay problema, tengo mi auto allá afuera, yo manejo”, contestó Zambra ante la incredulidad de quienes lo rodeaban. Y es que en ese minuto el fundador de Radio América no sabía que su corazón bombeaba a 19 latidos por segundo y que estaba a punto de detenerse.

“No sé cómo me metieron a un auto y me llevaron al hospital de La Serena, avisaron a mi señora, yo seguía sin entender nada”, afirma el locutor.

Pero las imágenes fueron la mejor explicación. Cables en su cuerpo, colegas y familiares preocupados, sala de reanimación y UTI, le dieron la respuesta. “Me estaba muriendo, recién estando ahí me percaté, porque no tenía ningún síntoma. Incluso me sentía muy bien físicamente en ese minuto”, pero la muerte súbita estaba al acecho.
Una tarde de chacoteo terminó en el hospital del Tórax. Fue trasladado a Santiago, donde se le implantó el marcapasos bicameral que le salvó la vida.”Fue milagroso. Imagínese si no hubiese ido a hacerme esos exámenes, imagínese. No estaríamos aquí conversando”, cuenta, ya un poco más relajado después de relatar uno de los momentos más tensos de su vida.

Pero su salud continuó débil. Fue así como luego de varios malos periodos, el 2011 tuvo otra crisis que lo dejó en silla de ruedas e incluso fue desahuciado. Pese a ello logró recuperarse. “Nadie se explica cómo, pero aquí estoy, tengo que cuidarme, pero ya estoy haciendo una vida prácticamente normal. Hay gente que piensa que es un milagro que me haya recuperado y que esté con vida y yo comparto esa apreciación, es milagroso y agradezco haber sido un privilegiado”, dice y sus ojos brillan un poco más de lo habitual.

LA ESCUELA DE RADIO RIQUELME

Pero su milagro no es sólo mantenerse con vida. Este hombre fue uno de los precursores de la radiofonía en la región. Esta afición viene desde la electrónica, su primera gran pasión de niño, cuando corría con pantalón corto por las calles de La Antena, lugar donde nació.

“¿Y cómo nació esa afición?”, le preguntamos, y saca su as bajo la manga. “Como sabía que iba a venir he preparado una pequeña reseña”, dice con voz ceremonial mientras saca una carpeta roja desde un cajón de su escritorio. Comienza a leer.

Se notan sus años frente al micrófono. Más que escuchar lo que dice (eso lo hacemos sólo al alero de la espontaneidad), nos fijamos en cómo lo dice. Zambra no trastabilla, tiene un pronunciamiento perfecto y utiliza un español antiguo, o más bien el español correcto, que por correcto nos parece antiguo.

Cuando termina de leer, continuamos. “Lo mismo que leyó, pero ahora conversémoslo”, le invitamos. “Pero, claro, de eso se trata”, responde, amistoso.

Zambra nos cuenta de su larga historia ligada a la radiofonía, cuando comenzó en radio Riquelme, donde según asegura, hizo de todo. “Ahí uno llega barriendo el piso y termina como director, ese fue mi caso”, recuerda el hombre con orgullo.

Eran otros tiempos. Con sólo dos emisoras en la región todo el mundo se conocía y la mistad entre los pares era lo que primaba. “Esa mística que había en radio Riquelme era muy especial, muy característica de las radios de provincia (…). Siempre estaré agradecido de don Luis Michea, quien me dio la oportunidad de trabajar ahí, donde al principio hacía la continuidad y ahí me fui perfeccionando”.

Desde la Riquelme no se detuvo. Fue animador de grandes eventos en Coquimbo, fiestas de la Primavera y hasta la Pampilla incluida.

EL LOCO ZAMBRA

Fernando Zambra hoy es un exitoso empresario y difusor de la cultura radial, pero el camino no fue fácil. El periodista recibió por mucho tiempo el apodo de “el loco Zambra”. Cuenta que se lo debe a sus colegas de radio Riquelme, quienes no daban crédito a sus palabras cuando decía que algún día tendría su propia radio. “Era comprensible, porque en ese entonces el tener un medio era algo realmente impensado. Afortunadamente, yo lo logré, con mucha perseverancia”, afirma.

Fue en el año 1973, “un año difícil”, cuando el emprendedor profesional de las comunicaciones cumplió su gran sueño. “Lamentablemente se caducaron algunas radios y lugares como Vicuña quedaron sin emisoras, entonces insistí a las autoridades para crear radio CA 108 Radio Elqui”. El Loco Zambra había triunfado.

Tiempo después, Zambra fue nombrado director de radio Riquelme, cargo que tuvo que asumir en pleno gobierno militar, lo que se vio reflejado en el ejercicio de sus funciones. La dictadura fue implacable. “No podíamos publicar libremente”, relata con pesar. Y es que para el locutor la libertad de prensa es algo en lo que no transige. “Nos editaban todo. Yo escribía 8 carillas para leer en el noticiero y debía llevárselas a un teniente para que me las revisara, al final quedaba una carilla y media”.

Poco después, la emisora fue devuelta a Luis Michea Salamanca y Zambra se mantuvo trabajando ahí. “Nunca tuve problemas con nadie, porque no soy político, soy un periodista”, dice el locutor con énfasis.

EL IMPERIO DE AMÉRICA

Cuando el locutor fundó su primera radio en Vicuña supo que podía más. En 1983 nació radio América, la que hoy cuenta con 12 emisoras. “Es lo que más me llena como ser humano. Más que ganar dinero con esto lo que quiero es hacer lo que a mí siempre me apasionó y poder llegar a la mayor cantidad de lugares posibles. Hasta ahora le he ganado a las adversidades que me ha puesto la vida y espero tener salud para seguir concretando mis proyectos”, asegura Fernando Zambra.

Silencio. Se apaga la voz por un instante. La entrevista ha terminado.