Ateísmo: Los no creyentes se organizan

Hace poco más de tres meses un grupo de jóvenes de La Serena y Coquimbo formaron la Sociedad Atea. Quienes integran la agrupación aseguran que la tendencia a “no creer”, va en aumento y proponen una sociedad laica. Desde la Iglesia Católica, en tanto, afirman no sentirse incómodos, puesto que independiente de las creencias, lo que a ellos les importa es que “hagan el bien común”
domingo 09 de junio de 2013

Cuando Francisco Inostroza conoció las cifras el último Censo sintió satisfacción. Y es que aunque posteriormente las aquellos guarismos fueron puestos en tela de juicio, igualmente el aumento de la población no creyente de un 8 a un 11,5% le hizo sentir que cada vez estaban menos solos y que, poco a poco, la gente se iría alejando de los dogmas que impondrían las religiones tradicionales. Francisco forma parte de ese 11,5% y es el coordinador regional de la Sociedad Atea de Chile.

UN MOVIMIENTO INCIPIENTE

A nivel nacional, la Sociedad Atea de Chile nace como Fundación hace aproximadamente un año. Está integrada formalmente por unas 200 personas y se define como “una agrupación con la convicción de que el pluralismo y la aceptación de la diversidad son el punto de partida para que la sociedad acepte el laicismo, el agnosticismo y el ateísmo con naturalidad”.

En la Región de Coquimbo, el movimiento que ya cuenta con adeptos en prácticamente todo Chile, se conformó exactamente el día 23 de marzo, cuando efectuaron la primera de sus charlas en la Biblioteca Pública de La Serena. A partir de ese momento no han parado de realizar actividades y, según señalan, pueden percibir en el ambiente que cada vez más, principalmente, la juventud está interesada en conocer su organización.
“Ya somos 12 integrantes formales”, cuenta Francisco Inostroza, uno de los líderes del ateísmo a nivel local. Sin embargo, asegura que a los seminarios asisten muchas más personas y, además, sin pertenecer a la organización, quienes participan en ella son muchos más. “Es que hoy en día es una cosa más natural, puede que antes haya sido más difícil decir ‘soy ateo’, pero ahora la gente tiene menos miedo a decir lo que es, soy comunista, soy gay, soy UDI, soy ateo, etc...”, indica.

LA FRASE

El surgimiento de estas corrientes tiene que ver con el desarrollo del pensamiento crítico

Manuel Escobar Sociólogo Universidad Central

CREER EN NADA

¿Pero qué lleva a un joven a ser ateo? Muchos podrían pensar que factores como el desprestigio de la Iglesia Católica y de las religiones establecidas en general llevan a las personas a perder todo tipo de fe en algo más allá de lo terrenal. Sin embargo, Francisco Inostroza desmitifica aquellos mitos. “Puede que sea así en algunos casos, pero en el caso de sociedad Atea no es así. La mayoría de quienes pertenecen a esta agrupación ingresaron por una razón: La lógica”, asegura.

Su caso no fue la excepción. Este hijo de un geólogo escéptico y de una madre profundamente católica, asegura que desde siempre tuvo inclinaciones tendientes a “no creer”, pero debido a las costumbres y prácticas familiares no ahondó más en el tema hasta cuando cumplió ocho años. “Siempre miraba los trabajos de mi padre, y claro, tenían un componente científico importante que ya a esa edad a mí me llevaban a hacerme preguntas, pero yo seguía la corriente, era bautizado y en ese entonces tampoco tenía el interés en buscar una religión en particular”, cuenta.

Pero algo sucedió cuando cumplió los 17 años. “Ahí me declaré definitivamente ateo, no lo conté inmediatamente, no había para qué hacerlo, pero, por ejemplo, alguna vez me tocó ir a una ceremonia religiosa y no me persignaba, por ejemplo, ahí me preguntaban por qué no lo hacía y yo simplemente no respondía”, asegura.
El padre de Francisco murió cuando él tenía ocho años, por lo que cuando llegó la hora de contarle a su madre acerca de su ateísmo no contó con ese apoyo. “Para ella fue fuerte el tema, porque es muy católica. Reaccionó con ironía, se puso a reír y no sé lo hizo porque pensó que eran palabras al voleo de un adolescente o porque no dimensionó lo que yo le estaba diciendo”, cuenta Inostroza.

OPTÓ POR LA CIENCIA

Camilo López es un coquimbano de 21 años. Camina por la calle como un joven cualquiera cada mañana cuando concurre a la Universidad Católica del Norte en donde estudia Medicina. Camilo también forma parte de la Sociedad Atea de La Serena.

Proviene de una familia en parte católica y en parte evangélica. Fue bautizado y siguió los ritos cristianos hasta que tuvo uso de razón. “Y es obvio, porque cuando tú estás en la primera infancia es difícil que tengas conciencia real, sólo actúas por imitación”, dice Camilo, un joven que parece poner la racionalidad ante todo.

Asegura que fue un lector empedernido desde siempre. Primero ligado al lado humanista y posteriormente atravesó al lado científico. Fue en este punto cuando definitivamente optó por el ateísmo. “En un principio fui agnóstico, pero luego ya estudiando un poco más el tema supe que era ateo”, cuenta.

Al igual que Francisco, tampoco vivió un hecho que marcara su paso desde el catolicismo, que le inculcaron sus padres, al ateísmo. “Fue sólo un proceso lógico de darse cuenta de que no es factible que todo lo que vemos, todo lo que pensamos o todo lo que sentimos haya sido creado por un ser superior”, enfatiza.

¿Y cómo recibieron sus padres la noticia? Contario a lo que se podría llegar a pensar, en la familia de Camilo lo tomaron bien. “Hubo cuestionamientos, pero pocos. En general fueron súper respetuosos. Me dijeron que no les parecía, pero como algo muy natural”, asevera Camilo.

DE AQUÍ A LA POLÍTICA

Incidir en las políticas públicas y avanzar en temas como la igualdad de género, el matrimonio homosexual, la legalización del aborto, o la eutanasia, temas que “la Iglesia Católica se niega a discutir”, es un sueño para la Sociedad Atea. Por ello, aseguran que el paso natural de su agrupación será la política. “Creo que terminaremos convirtiéndonos en eso, en un partido político. No estamos juntando para hablar una hora y dejar las cosas así, lo que queremos es hacer cambios, hacer pensar a la gente y para eso estamos conscientes de que tenemos que estar en el sistema”, afirma Francisco Insotroza.

Un poco más cauto, pero no menos enérgico, Camilo López indica que “aunque nunca lleguen a identificarse con ninguna corriente, sería fantástico tener alguna influencia en la vida y la sociedad, eso es a lo que aspiramos”, dice un optimista López.

UNA MIRADA SOCIOLÓGICA

Para el sociólogo y académico de la Universidad Central Manuel Escobar, la tendencia de un eventual aumento de los jóvenes no creyentes no es algo nuevo. “Tiene que ver con el proceso de complejización de la sociedad, todas las sociedades nacen en base a una estructura de creencias religiosas, pero en la medida en que se complejizan, ocurre un fenómeno que se llama secularización que es cuando las sociedades se distancian del sistema de creencias tradicionales”, afirma.

Para Escobar, el aumento del ateísmo no es algo negativo. “No me parece un problema porque tú hoy puedes ver que en las sociedades modernas conviven estructuras de creencias tradicionales y con sistemas de creencias racionales, lo que no es contradictorio”, sostiene Escobar.

Según lo estudiado, en la mayoría de los casos los ateos pertenecen a un grupo etario y social determinado. Se trata de estudiantes y profesionales jóvenes. “Esto tiene que ver con el surgimiento de un pensamiento crítico, en la medida en que hay un desarrollo de este pensamiento crítico en las personas es que se van cuestionando los sistemas de creencias”, explica el experto.

MONSEÑOR DONOSO

Para al arzobispo de La Serena Manuel Donoso, el que los ateos se estén organizando en una ciudad tradicionalmente católica no es un problema. “Ellos están haciendo uso de una libertad que está garantizada por el Estado”, afirma.

Reconoce que hay discrepancias en ciertos puntos, diferencias que se viene dando desde hace mucho tiempo con estos grupos, pero “lo que te puedo decir es que los católicos nos sentimos unidos a todos los que hacen el bien común y hasta donde entiendo ellos tienen buenas intenciones (…) Todo lo bueno que hace una persona será reconocido por el mismo Señor, aunque éstos no tengan fe. Lo importante es que todos avancemos juntos hacia el bien común para contribuir a la sociedad”, manifiesta monseñor. 

SIN TRATAR DE CONVENCER

••• Uno de los principios fundamentales de la Sociedad Atea de Chile es no tratar de convertir a nadie. Además, según reconocen los propios integrantes de la agrupación, “en una sociedad como la serenense es difícil”. Es por eso que en sus charlas no se dedican a hablar en contra de la fe de las demás personas, “ni mucho menos de la Iglesia Católica, porque no tenemos nada en contra de ellos”, afirma Francisco Inostroza.

Asegura que en la agrupación sienten el mayor de los respetos por la institución, simplemente no comulgan con algunos de sus dogmas. “Lo que nosotros no podemos aceptar es que la Iglesia Católica se entrometa y tenga tanta influencia en temas de interés nacional, influyendo en las políticas públicas, como el aborto, el matrimonio homosexual, o la eutanasia”, manifiesta.

Camilo López coincide. “No hay nada en particular en contra de ellos, yo la veo como cualquier otra institución, que ha tenido sus altos y bajos, pero molesta que tenga el poder que tiene e incida en lo que después nos afecta a todos nosotros”, asegura.