Crímenes de enfermos mentales: Actos de locura

La reciente sentencia contra un joven homicida en La Serena, quien deberá permanecer internado en el hospital psiquiátrico de Putaendo, hace recordar otros casos donde se declaró a los sujetos inimputables.
Crímenes de enfermos mentales: Actos de locura
Crímenes de enfermos mentales: Actos de locura
domingo 10 de noviembre de 2013

Una de las imágenes más llamativas que se recuerdan en la prensa regional es la de Luis Berríos Tapia, alias el “Rambo de Carachilla”, subido en la cúpula de la excárcel de La Serena, amenazando con matarse. El sujeto, con antecedentes psiquiátricos, subió en 4 ocasiones a lo más alto del desaparecido recinto que se ubicaba en calle Anfión Muñoz, generalmente llevando sables, con el fin de llamar la atención. Y lo consiguió.

El año 2003, Berríos fue descubierto acechando en un predio agrícola con un arma M-16, lo que motivó un amplio despliegue de Carabineros para lograr su captura. En el lugar protagonizó un enfrentamiento con dos guardias del predio, efectuando disparos al aire con el fusil. Pero tras varias horas de negociaciones con Carabineros, se entregó. Después se descubrió que en una mochila tenía más de dos mil municiones.

Aunque estuvo preso, el hombre recuperó su libertad, pero tuvo que ser internado en un recinto psiquiátrico. Luego experimentó varias recaídas. El año 2010 permaneció durante cuatro horas sobre la torre sur de la Catedral Metropolitana, de donde fue bajado por Carabineros. El 2012, otra vez hizo noticia cuando amenazó con lanzarse al vacío desde el décimo piso de un edificio situado en Apoquindo con El Golf, comuna de Las Condes, lo que movilizó a equipos de Bomberos y GOPE de Carabineros.

Lo último que se supo de este hombre fue gracias a su perfil en redes sociales. Por este medio, Berríos escribió el año pasado que vive en la comuna de Tiltil y “mi residencia es una cabina de la línea del ferrocarril”. Su caso es uno de los tantos de personas con problemas mentales que, pese a la gravedad de los delitos cometidos, obtienen una forma alternativa de pagar sus culpas, pensando más en su recuperación psicológica para que vuelvan a reinsertarse en la sociedad.

El caso monjas en La Serena

En lo que constituyó uno de los hechos más recordados de la reforma procesal en la región, el 24 de febrero de 2003 la Tercera Sala del Tribunal en lo Penal de La Serena determinó condenar a los dos acusados en el famoso “caso monjas”, Carlos Vivanco y Armando Tapia, a 20 y 10 años y un día de presidio, en forma respectiva. Sin embargo, con una nueva resolución, este fallo quedó invalidado y debió comenzarse una nueva investigación, al no haberse considerado los informes psicológicos. Fue así como, en el dictamen final, se precisó que Vivanco debía permanecer internado en el psiquiátrico de Putaendo “mientras su condición de psicosis crónica esquizomorfa lo amerite”.

De esta forma, la sentencia de Vivanco por los graves delitos cometidos en la noche del 17 de octubre de 2001, en el colegio católico Óscar Aldunate de Las Compañías, hogar de las monjas de la Orden Dominicas de la Anunciata, fue de 15 años y un día, como tiempo máximo, en el hospital que atiende a personas con problemas mentales en la Región de Valparaíso. Una comisión de médicos especialistas hace un informe sobre su estado de salud semestralmente. La enfermedad en él se mantiene, aunque por lo menos el año pasado ya pasó de estar en la Unidad de Alta Complejidad a la Unidad de Mediana Complejidad del Hospital de Putaendo, donde tiene libre circulación.

“Los informes que se tienen que emitir semestralmente dan cuenta de que no está completamente estabilizado, dentro de su enfermedad. Y mientras ello no suceda, no va a poder recuperar su libertad”, explicó el defensor regional, Alejandro Viada, quien recibe los documentos del estado actual de Vivanco. Faltan 4 años para que se cumpla la sentencia. Y cuando ello ocurra, el sujeto protagonista del “Caso Monjas” debería ser recibido por sus familiares o una persona que se pueda hacer cargo de él. 

Crimen de nochero

Hace pocos días se dio el último caso de una persona inimputable en la región, por padecer esquizofrenia paranoide, misma enfermedad que tiene el famoso asesino Rodrigo Orias (ver recuadro). En esta oportunidad, se estableció esa condición para Carlos Correa, el homicida del nochero Fernando Lara Gómez (61). Este vigilante, la noche del 2 de septiembre de 2012, fue golpeado con un objeto contundente en la cabeza por parte de un sujeto de 20 años, que ingresó a la automotora que cuidaba en la Avenida Francisco de Aguirre de La Serena.

Después que el homicida fue detenido por Carabineros, el padre del autor confeso del homicidio aseguró que su hijo no es un delincuente y que actuó así precisamente por sus problemas mentales. Se supo igual que no tomaba sus remedios y que presentaba problemas de adicción a las drogas. “Nunca antes tuvo actos de violencia con nosotros. Pero usted sabe cómo son esas enfermedades. De repente le daban unas crisis. Él es un enfermo”, dijo el padre del muchacho, lamentando el dolor por el que pasaba la familia del infortunado nochero.

Ya en el juicio oral, que terminó sólo hace algunos días, el abogado defensor Rodrigo Barrera sostuvo que “en la fase de preparación de este juicio se determinó que él era una persona inimputable. Existe un informe pericial del Servicio Médico Legal en que se declara su calidad de inimputable, además de la peligrosidad de mantenerlo en otro medio distinto de un hospital psiquiátrico”. Finalmente, el día de la lectura de sentencia se estableció que se mantendría la internación que ya tenía desde el año pasado en el hospital psiquiátrico de Putaendo, mientras subsistan las condiciones actuales, lo cual no debe extenderse más allá de 10 años y un día. Junto con ello, se debe entregar un informe semestral de la condición o evolución del joven al Ministerio Público, a su curador o a los familiares.
 

dar cuenta de lo que se había hecho en el último año, sino también su sello en dos periodos de gestión y las bases que cimentó para el futuro. Aunque no lo planteó abiertamente, con esta presentación apoyada con multimedia, quiso enviar el mensaje de que su no continuación como carta alcaldicia no fue por falta de iniciativas, concreción de obras o claridad en el futuro. De hecho, en la última parte de la exposición remarcó la abultada cartera de propuestas que deberá enfrentar la próxima autoridad.

Crimen en la Catedral de Santiago

El año 2008, el hospital psiquiátrico de Putaendo entregó el alta médica a Rodrigo Orias, quien llegó a ese recinto tras asesinar en 2004 al sacerdote italiano Faustino Gazziero al interior de la Catedral Metropolitana. El alta de Orias equivalió a su libertad, puesto que el joven no recibió condena por el crimen del religioso, luego que la justicia lo declarara inimputable debido a que padece de una esquizofrenia paranoide. 

Una de las doctoras que trató a Orias, Iris Boisier, explicó que el joven se encontraba estabilizado. “Ya llevaba tres años y medio con nosotros, pero retrasamos su egreso por toda la connotación que ha tenido su caso. Estuvo en este período en todo un proceso de rehabilitación y se le preparó para esta reinserción social”, indicó. Tras salir del hospital, Orias viajó a su natal Coyhaique, donde sigue con su tratamiento médico, pues debe consumir fármacos de por vida.