De acuerdo a un estudio de GPS Property

Agricultura registra pérdidas por 170 millones de dólares debido a la sequía

La consultora afirma que el sector más perjudicado es la viticultura con una disminución de un 45% de la superficie plantada, seguido por las hortalizas y la fruticultura con 30 y 20% respectivamente.
domingo 24 de marzo de 2024

Hace un par de semanas, el Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (CEAZA) dio a conocer que el embalse Cogotí, ubicado en la Provincia de Limarí, se encuentra a un 0% de su capacidad, información que revela el complejo escenario hídrico en el que se encuentra la Región de Coquimbo. 

De este modo, no sólo la población ha sido afectada, incluso con la posibilidad de un racionamiento en Ovalle, sino que también sus principales sectores productivos. 

En esta línea, de acuerdo al área agrícola de GPS Property, existe una baja sostenida en la superficie de riego y secano destinada a la producción silvoagropecuaria.

Así, el levantamiento de la consultora concluyó que, en la región, en donde se cuenta con 45.000 hectáreas destinadas a la producción agrícola, el cultivo que más se ha visto perjudicado es la viticultura con una disminución de un 45%, seguido por las hortalizas además de la fruticultura con 30 y 20% respectivamente. 

“Observamos que, entre los diferentes rubros silvoagropecuarios, los niveles de pérdidas por la sequía pueden llegar fácilmente a 170 millones de dólares. Al mismo tiempo, la productividad no supera el 30%, dado que actualmente en algunos sectores se están entregando riegos mínimos de mantención, no siendo suficientes para dar una productividad necesaria para que los agricultores puedan suplir costos mínimos de mano de obra y mantención de los cultivos”, afirmó el gerente del área agrícola de GPS Property, Osvaldo Errázuriz.

Es así como agregó que la construcción de plantas desaladoras aparece como una alternativa ante la falta de agua. 

“Sin embargo, su millonaria inversión sumada al valor del metro cúbico, lo hacen una opción difícil de rentabilizar sin la correcta selección de especies además de rendimientos sobre la media que permitan sustentar la actividad”, señaló el gerente del área agrícola de GPS Property.

En tanto, desde la Sociedad Agrícola del Norte (SAN), su presidenta María Inés Figari, complementó que la escasez hídrica es una temática que se transformó en una “catástrofe humanitaria” en donde los productores comienzan a observar los efectos con el cierre de campos, remates y otros sólo tienen agua para mantener las plantaciones, pero no para producir.

“Tenemos un panorama desolador, por cuanto la disminución de suelo agrícola pasó de 51.000 hectáreas a menos de 30 mil. Si no llueve este año, las producciones descenderán considerablemente en virtud del agua embalsada. La temporada anterior no se vio afectada, pero si la sequía persiste, también tendremos problemas con el tamaño de la fruta”, manifestó. 

Es así como la presidenta de la SAN dijo que se requieren apoyos urgentes con los bancos para detener los remates y que se modifiquen las reevaluaciones agrícolas, ya que antes un terreno tenía un costo con agua, pero ahora sin ella, ya no valen nada, pagándose los mismos impuestos. 

Cabe recordar que, hace un par de semanas atrás, la misma Figari, sostuvo que el cambio climático además de la escasez hídrica han generado cosechas adelantadas, retrasadas o con otras problemáticas como frío en los árboles. 

“O sea, su ciclo normal fue interrumpido por las altas temperaturas o heladas en tiempos que no corresponden. El escenario es complejo. Por ejemplo, la temporada de la uva de mesa se demoró, iniciando entre diciembre-enero y algunas ya han terminado debido a la insuficiente producción. Es evidente la disminución de hectáreas cultivadas en más de un 50%, porque el agua se acabó en varios puntos y sin ella es imposible trabajar. Por ello, tenemos la esperanza de que llueva este año para palear esta difícil situación que trae consigo una baja en la producción, en los calibres además de una alta tasa de desocupación en el sector”, añadió. 

De este modo, la presidenta de la Sociedad Agrícola del Norte aseguró que se encuentran optimizando los riegos al máximo y es así como algunos agricultores, además de la falta del recurso, están lidiando con la carencia de créditos, las deudas y hasta remates de predios. 

“Pareciera alarmante, pero es la realidad que vivimos en el agro. En la Provincia de Choapa hubo agua, pero los cambios climáticos produjeron que los árboles de damascos, duraznos o nogales no florecieran en esta temporada. En Ovalle tuvimos cerezas con flores, hojas y frutos al mismo tiempo, algo inusual para este tipo de frutales”, concluyó.

Por otro lado, con el objetivo de presentar propuestas para la agricultura chilena surgidas durante el encuentro gremial, el presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), Antonio Walker y su secretario general, Juan Pablo Matte, se reunieron con el ministro del área, Esteban Valenzuela, para abordar los desafíos y dolores de la agricultura actual de manera conjunta entre el sector público y privado.

Al mismo tiempo, se discutió la situación actual del gremio, desde el mercado de vinos, uva, leche, carne, el escenario de los cereales y la grave situación que enfrenta el sector de la Provincia del Limarí. 

En lo que dice relación con la escasez hídrica en Coquimbo, el titular de Agricultura destacó la necesidad de colaboración y recursos para enfrentar la crisis.

Asimismo, aseveró la importancia de apoyar a la industria vitivinícola en  Maule e Itata, especialmente en la compra de uva país, comprometiéndose a fortalecer la comercialización, cooperativas y tecnología.

En cuanto a la relevancia de la agricultura por contrato para generar certezas en el sector de los cereales, se propuso una colaboración conjunta para expandirla.

En consecuencia, Walker realizó un llamado a otros ministerios a respaldar las demandas del de Agricultura para beneficiar a los productores del territorio nacional. 
 

Adaptarse a los fenómenos climáticos es clave para el sector 

De acuerdo a la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), es fundamental que el sector esté listo para adaptarse a las modificaciones estacionales y a los fenómenos climáticos. Es así como se espera que El Niño termine en otoño de este 2024, lo que dará paso a La Niña, provocando cambios significativos como, por ejemplo, un notable descenso de las lluvias en el país y el posible retorno de condiciones de escasez hídrica. 

De esta manera, dicen que, para enfrentar el fenómeno de La Niña en la agricultura, es crucial implementar estrategias de adaptación y de gestión del riesgo, entre las que resaltan estar atento a los pronósticos meteorológicos y a las alertas tempranas sobre eventos climáticos extremos, optar por una variedad de cultivos que sean más resistentes a las condiciones adversas, utilizar métodos de riego más eficientes o sistemas de gestión del agua para asegurar un suministro adecuado durante períodos de sequía, invertir en infraestructura de riego, drenaje y almacenamiento de agua para mitigar los impactos de las inundaciones y sequías, emplear tecnologías innovadoras, como sistemas de monitoreo remoto y pronósticos climáticos avanzados para optimizar la producción y minimizar los riesgos, encontrarse dispuestos a capacitarse respecto de prácticas agrícolas sostenibles y resistentes al clima así como acceso a recursos y programas de apoyo, además de implementar políticas agrícolas que fomenten la resiliencia frente a eventos climáticos extremos y promuevan la conservación de los recursos naturales.

En consecuencia, desde la SNA sostienen que la clave para enfrentar el fenómeno de La Niña en la agricultura radica en la planificación anticipada, la adopción de prácticas agrícolas resilientes y la colaboración entre los diversos actores del sector.