ya van 11 infracciones en tongoy

El grave daño ecológico por ingreso de vehículos motorizado a las playas de la zona

Según informó el Gobernador Marítimo de Coquimbo, Jaime Gatica, en los últimos cinco años se han cursado 772 infracciones, por lo que el llamado es a denunciar estas prácticas y actuar con responsabilidad tanto residentes como turistas.
lunes 15 de enero de 2024

Todos los años se repite la misma postal en verano: vehículos motorizados que ingresan a playas de la región, algo que está prohibido.

Uno de los últimos casos se vivió hace unos días en la playa de Lagunillas, en que dos camionetas se desplazaron por las dunas pese a la queja de personas que visitaban un sector que se caracteriza por su tranquilidad y su humedal.

A la fecha ya van 11 infracciones en el balneario de Tongoy, según informó a Diario El Día el capitán de puerto de Tongoy, el teniente primero Lt. Patricio Sepúlveda. En este punto, explica que la situación ocurre tanto por desconocimiento, pero también por gente que pese a saber que no se puede ingresar a las playas insiste en estas prácticas. 

En el caso de la comuna de Coquimbo hay dos normativas que lo regulan. “Hay un decreto alcaldicio y también la Orden Ministerial n°2 que indica que se prohíbe el ingreso de vehículos en los sectores de playa y terrenos playa. Nosotros como autoridad y policía marítima efectuamos recorridos por estos sectores en los cuales cursamos las multas correspondientes, las que son derivadas al Juzgado de Policía Local”, detalló.

En este sentido, Sepúlveda comenta que se busca proteger al medio ambiente y la población. “Se vela por la seguridad ambiental, pero también de los turistas que están en ese sector. Hay niños, adultos y adultos mayores que disfrutan de la playa y es una imprudencia que ellos pasen con sus vehículos motorizados en estos sectores en que puede ocurrir un accidente. Es lo queremos evitar”, indicó.

La autoridad marítima afirma que pese a lo complejo que es el ingreso tanto en Morrillos como Lagunillas, en que ocurrieron los hechos, se han reforzado medidas.

“Estamos haciendo un esfuerzo de los esfuerzos para poder atacar esta problemática. Estamos en coordinación con la Municipalidad de Coquimbo, que nos facilita un dron para realizar algunas labores de vigilancia, así como también con Carabineros para que nos puedan ayudar en caso de que las personas escapen del control policial que hacemos en el sector”, destaca.

El Gobernador Marítimo de Coquimbo, capitán de navío Jaime Gatica, precisa que en la región se han cursado centenares de infracciones. “En los últimos cinco años tenemos un total de 772 infracciones y 334 en los últimos tres años, en que durante el tiempo de la pandemia se vio disminuido el ingreso de vehículos de forma irregular al sector de playa”, comenta.

Si bien se trata de una problemática histórica, afirma que existe una labor coordinada. “Estamos trabajando en conjunto con la Delegación Presidencial y la Municipalidad de Coquimbo para denunciar a las personas que transitan de forma irregular por el sector de playa y tenemos una planificación de trabajo jurisdiccional para mitigar esta situación que se presenta todas las temporadas estivales. Utilizando drones, cuadrimotos, helo y personal de Policía Marítima”.

Finalmente hizo un llamado a denunciar estas prácticas. “De la misma forma, se invita a la comunidad a denunciar estás malas prácticas para proceder a infraccionar a los irresponsables”.

Pero el peligro no solo está para las personas, también para las aves y ecosistemas.

Desde la primavera y hasta mediados del verano, el pilpilén (un ave costera de penetrantes ojos amarillos, plumaje blanco con negro y un pico anaranjado que le permite comer moluscos y crustáceos) realiza su proceso de nidificación.

Su particularidad es que para ello utiliza habitualmente la zona de demarcación de la marea alta, es decir, en la arena, haciendo una pequeña depresión que reviste con fragmentos de conchas y piedra. Algo que repite el Chorlito Nevado, una pequeña ave de color blanco y superficie parda.

“Son dos aves que nidifican en el suelo, ponen sus huevos en la arena y por lo general los huevos son del mismo color que la arena para mimetizarse. No quedan a la vista, no son fáciles de ver y muchas veces son aplastados, y cuando logran eclosionar los pollos también quedan expuesto porque son de un color similar a la arena y corren el mismo riesgo de atropello”, explicó Paula Plaza, doctora en biología y ecología aplicada de la Universidad Católica del Norte, dedicada a la ornitología e investigadora. 

Hoy el chorlito nevado se encuentra en la Lista Roja de Especies amenazadas de la UICN en 2020, mientras que el pilpilén, que fue nombrado como Ave Insignia de la ciudad de La Serena en 2019, ha sido nominado por el Sistema de Clasificación de Especies como de “Casi Amenazada”. 

“El pilpilén es un ave nativa que usan las playas de arena y cada vez queda menos espacio para nidificar por la construcción (…) La otra amenaza que hay en las playas de arena son los perros y el enredo en hilos de pesca”, advierte la experta. 

A modo de ejemplo, señala, que muchas personas llevan a sus perros sin correa a las playas y espantan a las aves como un juego, “pero, imagínense cuántas veces deben volar y arrancar de los perros. Es un desgaste energético para ellas y perturbación, es estresante, finalmente”.

“Todo eso hace que el éxito reproductivo, es decir, que el número de pollos que llegan a ser adultos de todos los nidos que hay es casi cercano a 0. Son muy pocos los que sobreviven, y si no hay reproducción no hay descendencia y la especie va a disminuir en La Serena o se irá a otro sitio”, asegura la profesional.

Algo así ocurrió hace unos años en Valparaíso, en el informe del Sistema de Clasificación de Especies se relata que la evaluación de la temporada 2008-2009 se censaron a 50 y 60 parejas en las playas de Quintero y Mantagua, sin que sobreviviera ningún pichón en ese periodo.

Debido a que el pilpilén es una especie longeva, porque viven entre 20 a 40 años, la disminución de la población no es tan evidente hasta que transcurran décadas.

La investigadora cuenta que en la actualidad hay zonas de nidificación restringida de esta especie en sectores cercanos a la desembocadura del río Elqui, Caleta San Pedro y Morrillos.

“Hay gente que está trabajando en monitorear los nidos en zonas bien delimitadas, entonces debe haber educación de los vecinos para que sean los guardianes y de los turistas que vienen llegando para que aprendan a respetar el área”, concluye la doctora en biología.