Víctor Manuel Rebolledo, ex diputado: "Siento que debí irme antes".

El también exministro profundiza en las razones de su alejamiento del PPD, hace sus descargos y con una mirada aguda y reflexiva analiza el momento político del país y habla de sus planes futuros
Víctor Manuel Rebolledo, ex diputado: "Siento que debí irme antes".
Víctor Manuel Rebolledo, ex diputado: "Siento que debí irme antes".
domingo 03 de enero de 2016

Admite que hace rato venía meditando su marginación del Partido Por la Democracia, pero que le costaba adoptar la decisión. No era un paso fácil, luego que el ex mimistro y ex diputado Víctor Manuel Rebolledo fue el artífice de su conformación a mediados de los ’80.
En una extensa entrevista con diario El Día analiza a fondo las claves de su decisión y repasa sin tapujos el momento político que vive el país.

Puntualiza que la decisión de su salida “la pensé mucho. Son 28 años, es una vida”.

-¿En su carta habla que le provocó desgarro?

“Es una vida, volví del exilio siendo joven con un sueño que era influir para que la izquierda de la Unidad Popular se renovara de un modo en que pudiera entrar a jugar de una manera influyente, eficaz, constructiva y exitosa en el periodo político que se vislumbraba a la salida de la dictadura. Por un lado, el aporte de Ricardo Lagos y lo que significó la construcción de este partido y que la izquierda de un periodo histórico de la UP se renovara y lo que ha jugado en la construcción de este país, en una coalición de centro izquierda. Todo eso hace que esto haya sido muy difícil. Siento que debí haberme ido antes, porque las situaciones que motivaron mi alejamiento y decisión están consolidadas hace algunos años”.

-¿Cuando la Concertación perdió el Gobierno el 2009?

“Diría en los últimos 5 años, como explico, no hay episodios. La verdad es la degradación de las prácticas políticas en el PPD y en todos los partidos. No sólo yo, todos los que participamos, nos ha tocado vivir cosas muy ingratas, pero cuando uno ha militado 28 años, no es un episodio que lo pueda llevar a una decisión tan trascendente, sino que son diferencias políticas muy grandes y por otro lado irreversibles”.

-¿Cree en el diagnóstico que el PPD perdió jerarquía y relevancia?

“Desde luego. El PPD tuvo una curva de ascenso electoral e influencia política relevante. En 1993, cuando me tocó presidir el partido, quedó reducido a siete diputados y se anunció que este partido, que había servido en forma instrumental, se acababa. En ese año no fui a la reelección y subrogué en la presidencia de la colectividad y dirigí la campaña y el PPD dio un gran salto y eligió 15 diputados y nos pusimos a la par con el PS. Fue un hito entrar por primera vez con un ministro político al palacio de La Moneda, que fui yo, como vocero. Después del 2000 vivimos una curva de descenso y en las últimas elecciones el PS aventajó claramente al PPD. Sumado a eso, al no tener una fortaleza institucional, cada uno opina lo que quiere. Desgraciadamente y es duro decirlo, el partido es como una especie de paraguas en virtud del cual un conjunto de personas lleva adelante un proyecto de carácter personal. Eso lleva a que, además de su pérdida electoral y fortaleza política, se sume una pérdida evidente de influencia”.

-¿Adopta la decisión cuando el senador Jaime Quintana y presidente del partido declara que había que pasar la retroexcavadora?

“Dije que era un grave error, pero desde otro punto de vista tuvo una virtualidad y fue un epítome y orientación política de giro a la izquierda, de regresión desde la orientación social demócrata y renovada que fundó el PPD, a la regresión donde la retroexcavadora es un titular perfecto. Hay que agradecer la sinceridad”.

-¿Tras su salida pensó que se marginaría más gente influyente del PPD?

“No, de ningún modo. Mi decisión es estrictamente personal e individual. Sé que hay gente, dirigentes y parlamentarios que comparten una mirada crítica de distanciamiento que me ha movido a salir del PPD en relación a la línea oficial que encabeza el senador Girardi (Guido) y el senador Quintana (Jaime)”.

-¿Son los que finalmente mandarían en el partido?

“No, a mi juicio, el senador Girardi ejerce una hegemonía incontrastable en el PPD, ahora eso no constituye ningún pecado y ningún delito, es un dato de la realidad”.

-Hay quienes no se explican cómo a pesar que se le imputan hechos irregulares, siempre ha salido incólume…

“En absoluto me estoy refiriendo a hechos irregulares. Ni de Guido Girardi, ni de nadie, porque creo que las descalificaciones entre políticos son lo que ha deteriorado el prestigio de la política. Para eso está la Contraloría General de la República o el Ministerio Público y no soy fiscal ni contralor, por lo tanto no opino. Y si es un error político, quienes lo castigan son los electores cuando votan. Yo estoy respondiendo otra cosa, Girardi es el número uno, ejerce una hegemonía incontrastable”.

-¿Eso ha provocado que no existan espacios para planteamientos distintos?

“El problema es que es una hegemonía que se ejerce en el contexto del partido, que ha sufrido un deterioro casi disolvente. Participé en la comisión política y la verdad es que era absolutamente irrelevante, nunca había quórum”. 

-¿Se puede pensar que su salida también tiene que ver con que no había espacio para usted en lo político?

“Ese no es el tema. Es por la línea política del partido y siento que esta orientación o la retroexcavadora nunca fue producto de un intercambio de ideas o debate democrático, porque no es anómalo que en un partido existan matices o miradas, lo que es natural es que existan los espacios o mecanismos para abordar las diferencias”.

-¿Busca armar su propio partido?

“Me interesa volver a participar en el debate público y aportar en dos ejes. Acá se ha abierto un proceso de cambio constitucional que tiene mucha incertidumbre, porque no hay un contenido claro de qué es lo que se quiere cambiar a la Constitución. Y existen matices al interior de la propia coalición de Gobierno, pero es necesario y acá se producirá un cambio y tengo una mirada que viene de la academia”.

-¿No caerá en la tentación de armar un referente propio?

“Como lo planteé en la carta renuncia no saltaré de una militancia a otra, ni siquiera en un nuevo partido, ni participaré en la formación de otra colectividad. A partir de ahora me mantendré como un independiente. Me autodefino como un social demócrata de izquierda , dentro de lo que he llamado el mundo PS-PPD bajo el liderazgo de Ricardo Lagos, ahí me voy a mover. Hay un hermano (Miguel Angel Rebolledo) que está participando en esta iniciativa de formar un partido regionalista en la Región de Coquimbo. Él renunció mucho antes que yo. Estos partidos como el que está propiciando Giorgio Jackson, Gabriel Boric, Lily Pérez me parecen interesantes”.

-Sin embargo, estarían siendo bloqueados desde el propio Parlamento…

“Efectivamente se aprobaron indicaciones en la Cámara de Diputados al proyecto de ley de partidos políticos que revelan ignorancia, falta de talante democrático y ceguera como lo planteó el diputado Pepe Auth, quien se opuso a la operación de elevar los umbrales de exigencia para que existan nuevas fuerzas políticas. Lo hizo transversalmente un conjunto de parlamentarios pertenecientes a partidos políticos de ambas coaliciones, cuya adhesión en las encuestas serias que nadie cuestiona no sobrepasa el 30%. Sin embargo, tienen el 90 % de la representación parlamentaria. Espero que el Senado lo rectifique y si esto no ocurre, que lo haga la Presidenta de la República y ejerza el derecho a veto para colocar las cosas en su lugar”.

-¿Los partidos tradicionales le temerían a las personas de la ex Nueva Mayoría?

“No, porque este es un tema transversal. En esta operación ha participado la UDI, RN, el PS, la DC y el PPD, pero lo encuentro increíble. Para ser justo, de los parlamentarios de la Región que se dicen regionalistas y que andan preocupados de estas cosas, solamente votó coherentemente el diputado Lemus (Luis), que lo hizo en contra”.

Según Rebolledo, lo que se ha hecho es retroceder a lo que planteó la Constitución de 1980 para formar partidos políticos, “que tuvo como objetivo explícito dificultar la emergencia de partidos políticos. Se lo digo yo que inicié la inscripción del PPD en 1987 y sé lo que costó juntar 35 mil firmas. Desde luego, vulnera principios fundamentales: El derecho a asociarse. Lo que se ha planteado es que la proliferación de partidos en forma indiscriminada afecta la gobernabilidad y se presta para operaciones de un aventurero o lo que se puede llamar la pequeña empresa de la política. Pero, eso se resuelve no colocando barreras de entrada a la existencia de una colectividad, sino que con umbrales para permanecer como partido político en el sistema en función del respaldo electoral que tenga. Por ejemplo, si no obtiene el 5 % de los votos desaparece. Quien decide es la gente, el pueblo cuando vota y no unos burócratas o un grupo de parlamentarios tratando de evitar la competencia, aun cuando es evidente que hay una crisis de representación”. 

-¿Se ha puesto en el caso que el partido regional (Norte Verde) lo invite a participar o incluso le proponga ser candidato al Parlamento?

“A mí no me motiva volver a participar en la actividad pública, no es mi plan. Si fuera eso, antes de irme del partido me hubiera inscrito en la primaria que hizo el PPD (para llenar la vacante de Jorge Insunza). Soy uno de los políticos que tiene implantación en todo el territorio, el único tal vez y con mucha fuerza. La última vez me inscribí para ser candidato (2013) con 2.500 firmas que las junté en 10 días en el Noveno Distrito. Con esa cantidad hubiera ganado la elección primaria si es que eso es lo que me motiva, pero no tengo esos planes. Ahora, para ser serio y riguroso, uno tampoco puede descartar nada. Como le pasó a Gabriel García Márquez que dijo que no volvería a escribir mientras estuviera Pinochet (Augusto) y cuando llevaba como 10 años, ah (?). Insisto, no es mi norte ni mi motivo. La idea es involucrarme en el debate público de la Nueva Constitución y sobre la regionalización, ese es el valor de los partidos regionales”.

Tras la salida de la intendenta Hanne Utreras ¿se enmendó el rumbo de la región como esperaban quienes cuestionaban su labor?

“Lo que ha ocurrido con la intendencia es un paradigma o un pequeño relato del conjunto de opacidades, déficit y falta de calidad de altura y de inconsecuencias de como se hace la política. Cuando se armó el Gobierno, no obstante que estaba en la primera línea y era militante del PPD, se levantó una terna donde no estaba Hanne Utreras, pero la nombraron. Ella tuvo tres pecados, ser independiente, ser mujer y ella no estuvo dispuesta, como ha ocurrido con otros intendentes, de manera impropia a establecer una especie de contrato de servidumbre política con los parlamentarios y senadores de la región”.

-¿Esto último le costó caro?

“Eso devino en que no obstante la percepción ciudadana que tenía Hanne Utreras era muy potente, entre las mejores de Chile, más de una vez la Presidenta comentó esto. Y en la ejecución parlamentaria ella tenía la mejor, pero no estuvo dispuesta a ser incondicional de ningún parlamentario”.

-Pero, más allá de eso, ¿se enmendó el rumbo de una zona que se planteaba venía a la baja?

“Seré bien riguroso en lo que voy a decir. Uno de los desafíos para tratar de mirar el futuro y mejorar la calidad de la política es emitir opiniones sin descalificar, aunque sean críticas. Ya la propia salida de Hanne Utreras fue un retroceso. La senadora Muñoz (Adriana) propuso en La Moneda a Cristián Sáez, pero evaluaron que había elementos de juicio que desaconsejaban nombrarlo y que podían dar flancos de objeciones y terminamos por descarte en una situación que es lamentable para la región. Mis palabras no alcanzan como una crítica personal al intendente Ibáñez (Claudio), lo conozco, no puedo decir que es una mala persona, pero claramente cometió un error en asumir el cargo porque es un profesional que tiene una proyección hacia el futuro, pero mi impresión es que le falta un poco de carrete para asumir una responsabilidad como intendente”.

-¿En este caso cree que dependerá mucho de los senadores para desarrollar su gestión?

“Aquí hubo una inconsecuencia muy grande, ya las regiones han sido castigadas durante mucho tiempo cuando se modificó la ley que liberó la obligación de los parlamentarios de residir en la región, lo que es una aberración. Ahora, a lo menos que una vez que son elegidos que se vengan a vivir. Si hay dificultad para los parlamentarios, imagínese para el intendente regional, pero la ley es clara. La nominación del intendente Ibáñez en los requisitos para ser intendente, de dos años de residencia, a lo menos fue completamente ilegal. Ahora, en este centralismo asfixiante que vive el país estas cosas ocurren. Creo que él lo ha pasado mal porque no conoce la región. El problema es que quien se ve afectado es la zona y la gente. El liderazgo para abordar y mitigar las consecuencias del terremoto ha sido muy débil. Siento que esto es un capítulo de un tema más global, de orden político que es el menoscabo brutal de las regiones en desmedro de la región Metropolitana, que es todo”.

Defensores del centralismo en las sombras.

¿No cree en el esfuerzo que se ha hecho por lograr elegir democráticamente al intendente?

“Estoy extremadamente decepcionado de este gobierno en este aspecto (descentralización). Chile desde que se independizó fue siempre un país muy descentralizado. Las provincias tenían un gran peso, entre otras ésta (Coquimbo). Y ese peso estaba consagrado en la institucionalidad. En las constituciones políticas. Hasta la Constitución de 1828 existían las asambleas provinciales que se elegían popularmente y elegían a los senadores en comicios de segundo grado y luego al intendente lo elegía el Presidente de La República, sobre una terna propuesta por las asambleas provinciales. O sea, tenían poder real. ¿Esto cuándo se acabó?, después de la Revolución Conservadora y el triunfo en la batalla de Lircay y se instala la Constitución de 1833 que estableció un centralismo brutal. Le quitó todo poder a las regiones y la Constitución de 1925 repitió el esquema centralista y la de Pinochet de 1980 para qué decir. Dimos un pequeño paso cuando en 1992 se dictó la ley orgánica de Gobierno de Administración Regional que generó los cores elegidos por los concejales y con patrimonio propio y personalidad jurídica y facultades normativas y fiscalizadoras. Pero la conciencia de ese paso y el desprecio es tan grande que una senadora de la región dijo que el Core era un organismo sin importancia”.

A juicio del ex parlamentario, todos los candidatos desde que se instaló la transición se intentaron hacer cargo de la problemática de la descentralización prometiendo mayores recursos y autonomía. Sin embargo, cree que “cada vez borraban con el codo lo que habían escrito con la mano o se les olvidaba. Hacían campaña en poesía y gobernaban en prosa”.

-¿Es de los que piensa que no habrá elección directa de intendentes?

“La candidata Bachelet (Michelle) fue muy explícita y sinceramente dije, ‘ahora sí que sí’ y tenemos que esto que estaba en la parte alta de la agenda como una de las grandes reformas desapareció. Vamos en la mitad del gobierno y no hay nada. Ahora, hay una responsabilidad de quien ha liderado esto, que es el subsecretario de Desarrollo Regional (Ricardo Cifuentes). No tuvo la capacidad de mantener en la parte alta de la agenda este tema. Hoy día está fuera, nadie habla. Se aprobó elegir el jefe del gobierno regional por voto popular, pero no se sabe qué facultades tendrá y cuáles serán sus competencias. Por lo tanto, estamos a fojas cero”.

-¿Cree que al subsecretario Cifuentes le ha faltado fuerza política para instalar y defender el tema como prioridad?

“Más que referirme a él, es un dato objetivo que este tema se salió de la agenda”.

-¿Por presión de un sector determinado?

“Lo que ocurre es que el centralismo tiene muchos defensores en las sombras y el regionalismo no tiene defensores, somos pocos, por eso es que me alegro que surjan partidos regionales, porque la representación política en las regiones está bastante secuestrada por la élite política santiaguina. Por ejemplo, esta frescura de la semana distrital, ¿qué es eso?. O sea tres meses en el año se les paga (a los parlamentarios) por venir a cultivar su clientela electoral... porque de eso se trata”.