recinto es para hijos de trabajadores del Serviu

Denuncian que educadoras amarraron a niño autista a una silla en jardín infantil de La Serena

La abuela del menor de edad sostuvo que hizo la denuncia en la PDI, pues un acto como ese, aseguró, vulnera todos sus derechos. Desde el Serviu sostuvieron que, producto de la acusación se instruyeron inmediatamente acciones administrativas y ya se encuentra en proceso el sumario correspondiente.
jueves 14 de septiembre de 2023

Felices estaban los familiares de un menor de edad cuando la directora del jardín infantil “Piececitos de Niño”, administrado por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo regional, envió una foto de una actividad donde estaban participando los niños y niñas del recinto. Pero al observar más detalladamente las imágenes y buscar al niño de 4 años, se dieron cuenta que el pequeño estaba amarrado a su silla, algo que sus familiares, sostienen, es de una enorme gravedad, y más, cuando el niño tiene Trastorno del Espectro Autista (TEA). Actualmente, de hecho, se encuentra en tratamiento por dificultades en el área del lenguaje e hiperactividad. 

Su abuela, Erica Pinto, señaló que esto ocurrió el miércoles 2 de agosto, pero desconocen desde cuándo el niño podría estar recibiendo este trato por parte de las educadores del establecimiento, pues el pequeño lleva cursando cuatro  años en el recinto.
“Revisando las fotos y realizando un acercamiento a mi nieto, se visualiza de manera nítida que lo tienen amarrado a su silla con telas que sirven de amarre para sujetar su cuerpo. Se evidencia además que al tratar de recoger una pieza del material de trabajo se inclina y levanta la silla del suelo, ya que no tiene libertad de movimiento”, denuncia la abuela y funcionaria, además, del Serviu.

Al respecto, Erica Pinto asegura que,  como familia, se sienten completamente afectados por esta situación, pues ocurre en un lugar que debería ser un espacio de cuidado para el niño. 

“No existe una indicación de los profesionales competentes que avalen este tipo de trato hacia mi nieto y la directora del jardín en ningún momento nos informó que lo ‘amarran’ por su conducta, situación a la que nos habríamos opuesto tajantemente, toda vez que implica maltrato hacia una persona. Especialmente un niño que requiere del movimiento para lograr aprendizajes y más especialmente una persona TEA que se encuentra protegido bajo la ley 21.545, donde de manera categórica se plantea que ‘los establecimientos educacionales tienen el deber de proveer espacios educativos inclusivos, sin violencia y sin discriminación para las personas con Trastorno del Espectro Autista, y garantizarán la ejecución de las medidas para la adecuada formación de sus funcionarios, profesionales, técnicos y auxiliares, para la debida protección de la integridad física y psíquica de aquellas personas’, reglamento que no se estaría cumpliendo en este jardín infantil”, afirmó.

La abuela del menor de edad afirmó que en un principio al tomar conocimiento del hecho, sintieron impotencia y no sabían qué hacer.

“Lo único que queríamos era ir a enfrentar a las educadoras, pero luego lo pensé mejor y envié una carta al director del Serviu, al jefe del Departamento de Administración y Finanzas y a la directora del jardín, para que tuvieran conocimiento y realizaran el sumario administrativo. Le pedí al director que suspendiera a las dos personas involucradas y no siguieran trabajando con los niños, pero me dijo que no, que se debía esperar la resolución del fiscal designado”, sostuvo.

Pinto sostiene que el resto de los apoderados del jardín, al conocer los hechos, decidieron no enviar por más de una semana a los niños, hasta que suspendieron a las involucradas y contrataron a dos “tías suplentes”.

“Mi nieto estuvo más de un mes sin ir, ya que la neuróloga dijo que tenía un trastorno postraumático. Tratamos de ingresarlo en varias oportunidades, pero no lográbamos que se bajara del vehículo, hasta que a través de motivaciones, pudimos, y está contento con las nuevas personas”, afirmó.

En ese contexto, Erica Pinto revela que desde el Serviu no le han prestado ningún tipo de apoyo psicológico, ni al menor, ni a ellos como familia, salvo charlas de funcionarios de bienestar.

“Ellos le quieren bajar el perfil. Nuestro abogado nos dice que es un delito el que cometieron las educadoras. Paralelo a la denuncia en el servicio la hice en la PDI y lo haremos en la superintendencia de Educación”, afirmó la mujer.

La funcionaria del Serviu sostiene que el motivo de hacer pública la denuncia es para que ningún niño sufra este tipo de vejámenes en un recinto educacional y que las autoridades del Ministerio de Vivienda y Urbanismo tomen cartas en el asunto.

Consultados por esta acusación de la funcionaria, desde el Serviu enviaron una declaración pública en la que indican que ante la denuncia recibida “se instruyó inmediatamente acciones administrativas, la que se encuentra en proceso el sumario correspondiente, a la espera de los resultados que éste determine”.

“De forma adicional se han realizado acciones que se derivan de esta denuncia para abordar a través de los canales y organismos pertinentes, solicitando y recibiendo además orientación por parte de la Superintendencia de Educación”, agregan en el documento.

Además, afirman, “desde el primer momento se han sostenido diversas reuniones con apoderados y Centro de Padres, y a la vez se ha definido un equipo de apoyo compuesto por profesionales especializados que han llevado a cabo diversas acciones con niñas, niños, apoderados y a la comunidad educativa”.

Actualmente, la sala cuna y jardín infantil se encuentran funcionando normalmente sin la presencia de las personas denunciadas.

Al respecto, Ana Franco, educadora diferencial de la Unidad de Bienestar y Gestión Social de la Corporación Municipal Gabriel González Videla, sostiene que para trabajar con niños con TEA y que presentan conductas desafiantes, se debe tener en cuenta que “siempre existe un motivo para este tipo de conductas y, generalmente, es porque el estudiante no tiene las herramientas para afrontar ciertas situaciones que estén ocurriendo en el ambiente, o que él no pueda decir qué necesita o qué le está pasando. Se debe tratar de identificar qué es lo que le genera eso, para así enseñar la habilidad que el estudiante requiere para dejar de hacer esa conducta. En las aulas podemos ayudar teniendo una enseñanza estructurada, que tenga clara la rutina de actividades y que sepa muy bien qué tiene que hacer en la tarea, cuál es el inicio y final, además de anticipadores visuales”, afirmó Franco.

La docente sostiene que, precisamente, como corporación municipal se encuentran trabajando en talleres en los establecimientos educacionales para estrategias de conductas, la ley de autismo y cómo piensa una persona autista, “favoreciendo la inclusión en los colegios y jardines”, señaló la profesional.